Santo Domingo.- Intenciones hay de sobra, y el ánimo entre los legisladores lo confirma. Existe voluntad política para aprobar un nuevo Código Penal, pero entre incidentes y escollos, parecería que en segundos se pierde lo que durante semanas se ha avanzado con trabajo ininterrumpido en las comisiones.
El problema está en los intereses. Hay grupismos, subgrupos, imposiciones y profundas divisiones sobre temas polémicos como el aborto, la agresión sexual y las tres causales. El bloque provida, los sectores religiosos y los moralistas parecen estar imponiéndose.
La fecha prevista para su aprobación se mueve como el viento, sin rumbo fijo. La legislatura concluye el 26 de julio, pero el Código Penal —sea el viejo o el que pueda surgir renovado— seguirá vigente. La discusión continúa, pese a los encendidos debates y las diferencias de criterio que cada legislador se atreve a exponer.
Se suspenden sesiones, pero al día siguiente todo retoma su curso. Los artículos se analizan, se consensúan y se aprueban según la disposición de cada congresista, siempre que no se violente su independencia y no se imponga la voluntad de la mayoría por encima del disenso razonado.
Como siempre, habrá artículos que se aprobarán con el voto mayoritario, aunque no cuenten con el respaldo de “fulano o mengano”. Así transcurre el día a día en la comisión bicameral que estudia este sazonado, esperado y codiciado Código Penal.
0 Comentarios