El artículo 55 de nuestra constitución esboza los derechos de la familia como fundamento de protección a lo que es la célula del cuerpo social, reconociendo a esta como el espacio esencial para el desarrollo integral del ser humano. Se reconoce la formación familiar, ya sea por vínculos naturales o por la determinación libre o voluntad entre un hombre y una mujer de contraer matrimonio.
Lamentablemente este artículo es lo más
parecido a la novela política (1984) de ficción distópica escrita por George Orwell,
donde la guerra es la paz, libertad es esclavitud y la ignorancia es fuerza. Esto,
debido a que nuestra clase gobernante nunca se había empeñado en destruir los
preceptos de familia como lo han hechos durante las últimas dos décadas y media.
Es tan furioso el ataque a la familia dominicana que los propios gobiernos son
los principales promotores de los vicios que corroen los valores que mantienen
unidad a las familias y han dado luz verde para introducir agendas ajenas a
nuestros principios y valores.
Desafortunadamente, las instituciones
estatales están secuestrada por una élite política-económica, que solo se ocupa
de robar y saquear al pueblo, y que han dejado a la merced de la delincuencia
común y el narcotráfico a las familias que viven en condiciones más vulnerables.
Es de esperarse un deterioro y una degeneración acorde al resultado que se
busca.
Los mismos políticos que aprobaron la
constitución son los mismos que se encargan de que la misma se convierta en
letras muertas y actúan implementando todo lo contrario. Son los hechos que demuestran
una intención de hacer todo lo contrario a lo que dicta el artículo 55. Los
recursos que debieran utilizarse en el fortalecimiento de la familia lo
despilfarran, creando ministerios que más bien dividen a la familia, como son
el ministerio de la juventud, de la mujer y otros, que son ajenos a las
necesidades integrales de la familia dominicana, en donde existen tantas deudas
sociales acumuladas.
Pareciera un cuento de hadas que el
artículo 55 en la constitución anterior era dedicado a las atribuciones del
presidente, lo cual es muy preponderante en un país como el nuestro, de corte
presidencialista. Resulta interesante que en la actual constitución se dedique
a los derechos de familia. Tampoco deja de ser relevante que dentro de los
derechos sociales en la actual constitución sea uno de los más ampliamente desarrollado,
con 13 numerales y un total de 50 ideas relevantes para la formación de
familias saludables mental, moral y espiritualmente.
Actualmente, en el presupuesto 2022, el
gobierno ha asignado RD$1,867.56 millones a los ministerios de la mujer y
juventud y ha propuesto aumentar dichos presupuestos en 103 millones en la
propuesta de modificación del presupuesto recién enviada al Congreso Nacional. Imaginemos
que esos recursos que el Estado malgasta, en políticas con alto sentido
clientelista y que no persiguen ningún objetivo social, se utilizara para garantizar
la protección de la familia, consignado en el numeral 2 de dicho artículo. Cuantos
miles de familias podrían salir anualmente de esa vida de miseria que les ha
tocado vivir hacia una vida más digna y humana. También se podría dedicar parte
de esos recursos al numeral 13, asegurándole a esos jóvenes de familias que
viven entre la sobrevivencia y el hambre el acceso a oportunidades capacitación
y primer empleo. ¡Cuántas vidas se lograrían cambiar!
RD SI PUEDE!


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