Dr. Isaías Ramos
La crisis que vive la humanidad ha desnudado la incapacidad de nuestra clase política, para aplicar Políticas Públicas que garanticen un mínimo de seguridad alimentaria, ante escenarios que podrían presentarse en las actuales circunstancias. Solo se preocupan para aprovecharlas con fines políticos actuando como lo que son, verdaderos demagogos, engañadores y populistas.
El manejo dado a los factores inflacionarios que hoy afectan
al mundo está siendo solapado, postergando las medidas necesarias para afrontar
la dura realidad que se nos presenta, las cuales podrían empeorar. Cada día que
se deja de actuar nos arrastrarán más hacia el abismo, en esas circunstancias
ya no solo la pagaría el pueblo hasta se podría perder la gobernabilidad.
Desde las múltiples causas como la inflación importada, la
ruptura en la cadena de suministro, la expansión monetaria mundial, la política
fiscal de EEUU, que de manera directa afecta la demanda local a través del
aumento significativo de remesas, la lenta respuesta de parte de las
autoridades monetarias de EEUU y la Unión Europea y a esto le sumamos las
consecuencias del conflicto entre Rusia - Ucrania, productores importantes de
granos, cereales y fertilizantes.
Estas causas no se combaten con palabras necias desde la
oposición y menos señalando culpables imaginarios, sin aportar una simple
solución para mitigar las causas que están fuera de nuestro territorio y que
definitivamente no, podemos controlar.
Tampoco se resuelve con medidas
populistas que, a corto y mediano plazo, traerán consecuencias negativas,
siendo peor el remedio que la propia enfermedad. Estos subsidios al consumo de
productos que no producimos, es una política de comer hoy para pasar hambre
mañana. Esta práctica alienta el despilfarro de las reservas de divisas,
desalienta la producción, el desarrollo y la innovación de lo que sería posible
producir de manera local.
Se está generando un círculo vicioso por mantener precios
estables de productos que no aportan nada al desarrollo y bienestar del pueblo.
Lo insostenible de esa política aberrante de mantener una economía artificial,
solo va en beneficio de los que más pueden, a costa de los que menos pueden.
Lo antes mencionado, podría convertirse en un detonante para un
estallido social que afectaría a todo el pueblo dominicano, pues no se están
creando las bases fundamentales para minimizar la miseria de los sectores más
vulnerables.
Es urgente atender esta realidad, antes que sea tarde, es el
momento de dejar ese desatino económico que está intoxicado al sistema,
castigando el desarrollo y progreso de la nación, siendo lo único, para
garantizar la seguridad alimentaria y precios aceptables bajo cualquier
escenario.
Es vital atacar la maldad especulativa sobre los productos
básicos de la canasta familiar y evitar utilizar el sector agropecuario como
"cortina de humo", para cubrir distorsiones que se producen en
sectores que favorecen la importación, con el fin de beneficiar algunos
privilegiados que viven de la especulación a costa del hambre y la carencia del
pueblo, creando vientos y cosechando tempestad, destruyendo así la tranquilidad
social que aún se vive.
Es necesario aplicar a plenitud la ley 526-69 creadora del
Instituto Nacional de Estabilización de Precios (INESPRE) ley virtuosa que
garantiza precios al productor, al consumidor, evitando la intermediación e
importando directamente los bienes necesarios, evitando la especulación y
márgenes de los importadores privados.
Proponemos aumentar el crédito para la producción agropecuaria
y agroindustrial en la cantidad que fuera legítimamente necesaria. Creando un
efecto virtuoso a través de un crédito fácil al productor nacional para
aumentar la producción, mejorar la productividad y sustituir la importación.
Además, proponemos inversión en una planta nacional de abonos orgánicos con
inversión pública. Como resultado
obtendremos reducción de costo de producción, incremento de las ofertas de
productos y, por supuesto, la creación de nuevos empleos. De esta manera estaríamos
promoviendo la marcha un ciclo económico sustentable.


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