Recientemente hemos visto las declaraciones y preocupaciones de las tres grandes potencias mundiales, sobre el enorme tráfico de armas de altos calibres desde EEUU con destino a los grupos de bandas delincuenciales en Haití. Esta situación deberían de poner en alerta y preparación máxima al gobierno y pueblo dominicano.
No hay una certeza de cuál es la intención
real de todos esos movimientos de estas bandas criminales y quienes son sus
promotores. Si es llamativo que ante la situación mundial actual las grandes
potencias hayan dedicado tiempo para fijar posiciones sobre lo que está pasando
con Haití. Pareciera que manejan informaciones cruzadas de eventos que se estén
cocinando y que podrían traer graves sorpresas al pueblo dominicano.
Declaraciones como la dada por el
funcionario norteamericano Anthony Salisbury “No sólo hemos observado un
marcado aumento en el número de armas, sino también un grave incremento en el
calibre y el tipo de armas de fuego que se trafican ilegalmente.” Es mucho más
preocupante cuando agregó “Es sumamente perturbador...En las manos equivocadas,
estas armas son capaces de causar una destrucción incalculable.” Se conoce de
antemano que estas van rumbo a esos grupos desestabilizadores.
Las declaraciones del embajador ruso en
Washington dan a entender que el problema es mayor que lo que el público
dominicano entiende, al decir que “La actitud displicente del gobierno
estadounidense, ante este evidente problema, socava la pretensión de EE.UU. de
ser garante de la estabilidad regional.” Es llamativo el pedido de China a la
ONU solicitando un embargo de armas ligeras y enviar fuerzas regionales por
violencia en Haití
Es conocido como las enfrentamientos en
países como el Congo y Sierra Leona son financiados por las potencias o grandes capitales producto del contrabando,
narcotráfico y el lavado financiero donde forman, apoyan y suministran armas a fuerzas irregulares o ejércitos privados que
sirven a sus propósitos.
En Haití esta es la razón de la crueldad,
pues no se trata de defender o vencer a personas, sino es una batalla de
recursos como el oro o las drogas. En este proceso, el exceso de crueldad
reflejado en lo que va de año con más de 1000 asesinatos, más de 800 heridos,
700 secuestrados y más de un centenar de mujeres violadas es un guion conocido
en otros países.
Es factor
clave para controlar un territorio contar con las armas que garantice la
superioridad ante el intento de competencia y el que posee la superioridad se
convierte en autoridad ya sea para el dominio de las materias primas o las
drogas.
Las consecuencias más evidentes de estos
enfrentamientos son las huidas y desplazamientos de los nativos que crean
corrientes de refugiados hacia países vecinos y lugares más estables. Lo más
probable es que este sea un efecto colateral deseado por los promotores de las
bandas. Así lograrían el dominio total y absoluto sobre un territorio con
posiciones geográficas estratégicas para las actividades del narcotráfico, rica
en recursos naturales y de materia prima como el oro.
Es importante aprender del fracaso de otros
como la experiencia del Líbano, donde casi dos millones de sirios están en
campamentos como refugiados debido a una clase política que demostró
incapacidad para gestionar a favor de los intereses nacionales. Estos se
dejaron llevar de cantos de sirena de organismos internacionales y países que
les ofrecieron villas y castillos con promesas que se han quedado en el aire.
No debemos permitir bajo ninguna circunstancia que nos conviertan en la válvula
de escape a los problemas haitiano.
Este es el momento para que nuestras
fuerzas armadas sean equipadas y entrenadas sin dilación para que se preparen
ante cualquier escenario. Se deben realizar ejercicios y maniobras conjuntas de
todos los cuerpos castrenses y así disuadir cualquier intención que exista del
otro lado de la frontera. Se debe de declarar la terminación de la verja
perimetral como una urgencia nacional. La cancillería debe preparar a un cuerpo
diplomático de seguimiento a la crisis haitiana para que estén preparado ante
cualquier evento y el pueblo dominicano debe unirse en una sola voz y un solo
propósito, listos para liberarnos de los intrusos, defender nuestras fronteras
y exigir el cumplimiento de la ley.
RD SI PUEDE!
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