El Estado no puede seguir siendo un espacio para hacer “negocios” y hacerse ricos a costa de los intereses colectivos. Como nación debemos asumir el compromiso de cambiar este estado de cosas. Ese proceso avanza modificando la Ley de Compras y Contrataciones.
Siempre
he dicho que la lucha contra la corrupción necesita más acciones que discursos.
La transparencia, el respeto por la cosa pública, por los fondos públicos
necesita de compromisos.
El Estado tiene que
implementar cambios en la forma de hacer negocios. Es difícil enfrentar la
corrupción con efectividad, mientras el Estado negocia con cualquiera, con
“empresas” sin ninguna experiencia, trayectoria o condiciones para suplir lo
que ofertan.

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